Cada 5 de abril es una fecha dolorosa para los amantes del buen rock, especialmente para aquellos quienes en los años 90 descubrieron al grunge como una ruta de expresión por medio de guitarras distorsionadas y voces introspectivas. Cada 5 de abril se recuerda a dos grandes estrellas del género que, coincidentemente, fallecieron en esa fecha: Kurt Cobain y Layne Staley.
Kurt se quitó la vida de un disparo en 1994. Layne murió por causa de una sobredosis de una combinación de heroína y cocaína conocida como speedball, en el 2002. Cobain tenía 27 años cuando fue hallado sin vida por un electricista en una habitación sobre el garaje de su propia casa. A Staley lo encontraron dos semanas después del día de su muerte: estaba en su hogar, pesaba solo 44 kilos y lo identificaron por medio de su registro dental; tenía 34 años.
Los dos murieron en sus casas, en Seattle, la cuna del grunge.
Cobain con su banda Nirvana logró marcar la senda del género musical que se convirtió en sinónimo de la ciudad de Seattle. Con su segundo álbum de estudio, Nevermind (1991), el trío dio la pauta y revolucionó la industria musical. Nirvana publicaría con Cobain en vida un disco más, In Utero (1993), y al morir Kurt, la banda también lo hizo.
Por su parte Staley, voz de Alice in Chains, también dejó una huella indeleble en la música y la historia. El cantante grabó Facelift (1990), Dirt (1992), Jar of Flies (1994) y Alice in Chains (1995) con la banda que sí trascendió su muerte y se mantiene aún activa.
Genios atormentados
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Las leyendas detrás de las muertes de estos dos grandes artistas superan sus vidas. Sin embargo, la genialidad de ambos fue de admirar. Cada uno luchó contra sus propios demonios de maneras distintas, pero lamentablemente con un factor en común que los llevó a perder en muchas ocasiones el control de sus vidas: las drogas.
La historia de Cobain es digna de una película. Una relación sentimental tóxica al 100%, el amor infinito por una hija, el odio a su propio éxito, los fantasmas de la infancia, los dolores psicológicos y también los físicos; todos fueron parte fundamental del terrible desenlace que sufrió el guitarrista.
Antes del 5 de abril de 1994, se dice que Kurt ya había realizado intentos de suicidio, o al menos eso es lo que ha dicho su viuda, Courtney Love.
Lo que sucedió durante los días previos a la muerte de Cobain es una historia novelesca. De acuerdo con un resumen que hizo el diario El País de España, desde el 31 de marzo de ese año empezó el principio del fin.
El artista ingresó a un centro de desintoxicación en Los Ángeles a pedido de su esposa, amigos y hasta personeros de la disquera de Nirvana. Al día siguiente, el 1. ° de abril, la niñera de su hija Frances la llevó de visita al centro; se dice que Kurt estuvo de muy buen humor.
Ese mismo día el músico salió a fumar un cigarrillo en el jardín del lugar, pero saltó la tapia de casi dos metros y se escapó.
“Sus últimos días están llenos de rumorología: que el bajista de Nirvana, Krist Novoselic, intentó detenerle en el aeropuerto y Cobain le dio un puñetazo; que recorrió Seattle en taxis homenajeando Muerte en Venecia; que le vieron señalando águilas cual ícono americano; que contrató prostitutas, o que pidió la absolución a un cura”, relata El País.
Empero, lo único que está confirmado es que en el vuelo de regreso a Seattle, Kurt se encontró con Duff McKagan, bajista de Guns N’ Roses. Ambos tenían problemas con las drogas y hablaron de eso. Consumieron heroína juntos y prometieron que no lo iban a volver a hacer.
“El 4 de abril se comió un pudin en el restaurante Cactus, lamió el plato, le fue denegado el pago con su tarjeta (Courtney Love la había cancelado) y se quedó dormido mientras firmaba el cheque. Tras pagar se metió en un cine a ver El piano, la película de Jane Campion que había ganado tres Óscar dos semanas antes. Después se atrincheró en el invernadero de su casa en Seattle”, agrega El País.
La muerte llegó el 5 de abril luego de que Kurt se inyectó una triple dosis de heroína, tomó una escopeta Remington de calibre 22, la puso entre sus piernas apuntando a su barbilla y se pegó un tiro.
Años de lucha
Staley era la sombra del hombre que fundó Alice in Chains en 1987, cuando lo encontraron muerto en el sofá de su casa.
El artista estuvo marcado toda su vida por el divorcio de sus padres cuando él apenas tenía siete años. Cargó con ese peso siempre y se refugió en la música y las drogas para paliar el dolor. Los excesos y la culpa fueron sus lápidas.
Años antes de su muerte, Staley sufrió el fallecimiento de su novia Demri Lara Parrott (en 1996) por causa de las drogas. Este suceso lo envió directo a una depresión profunda de la cual parece que nunca se recuperaría. Se refugió en su casa, solo jugaba videojuegos y se drogaba.
“Sé que estoy muriendo. No me está yendo bien. No intentes hablar sobre esto con mi hermana Liz. Ella lo sabrá tarde o temprano (...) Sé que estoy cerca de la muerte. Este maldito consumo de drogas es como la insulina que un diabético necesita para vivir, no estoy drogándome para darme un viaje como muchos piensan. Sé que cometí un gran error cuando empecé a utilizar esta mierda. Es muy difícil de explicar”, dijo en una entrevista.
La escena de la muerte de Staley fue desgarradora. Su madre y la policía irrumpieron en la casa del músico y lo encontraron sin vida, rodeado por latas de aerosol y cocaína.